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domingo, 7 de noviembre de 2021
Laudo y premiación del 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021
lunes, 4 de octubre de 2021
El lenguaje inclusivo, por Patricia Schaefer Röder
Revista Aportes Académicos P5 UdG Febrero - Julio 2021
Universidad de Guadalajara
Guadalajara, Jalisco, México Año 6, Número 12
martes, 28 de septiembre de 2021
IO, siglema 575 de Patricia Schaefer Röder
Io respiro
rido anche quando piango
e sono donna.
Odio io non ho
il mio cuore è pieno
di luce e vita.
© 2018 PSR
jueves, 8 de abril de 2021
Abril 1945, por Patricia Schaefer Röder
domingo, 4 de abril de 2021
Esperanza, Patricia Schaefer Röder
jueves, 1 de abril de 2021
Camino al Calvario, Patricia Schaefer Röder
—Sígueme —le dijo Jesús al joven.
Por un momento, Ahmed pensó que el sol ardiente le estaba jugando una mala pasada, pero al notar los ojos de Jesús clavados insistentemente en los suyos, reaccionó. Sorprendido de que aquel tristemente célebre condenado a muerte le hubiese hablado, se abrió paso entre la muchedumbre, acercándosele.
—Señor, quieres que te siga… pero tú vas rumbo al Monte Calvario —le respondió aún desde la distancia, sin entender.
—¿Es que puede haber otro camino? —dijo Jesús, y prosiguió hacia adelante por la vereda pedregosa.
Aquella frase pronunciada por la voz cansada de Jesús resonó en los oídos incrédulos de Ahmed como un soplo de viento que rápidamente se convertiría en tormenta, haciendo que las piernas del joven lo llevaran instintivamente a su vera. Ansioso y conmovido, le dijo:
—Maestro, ¿qué puedo hacer por ti ahora? ¿No es demasiado tarde ya?
—Nunca es tarde para los puros de corazón como tú, Ahmed. Eres un hombre respetuoso de las Leyes, buen padre y esposo. Sígueme por la ruta de tu vida como lo has hecho hasta ahora, eso es lo que de ti espero.
—Pero Señor, ¿cómo he de acompañarte si cada quien tiene su propio destino? Tu camino ahora es el del sufrimiento. ¿No se supone que debemos buscar la felicidad?
—La felicidad y el sufrimiento son parte de la vida. Busca siempre la felicidad y sé consciente de su valor. Aprovecha también cada oportunidad que tengas de hacer feliz a tu hermano. Es la falta de amor hacia el prójimo lo que trae consigo su sufrimiento.
—¿Y por qué Dios te castiga así? ¿Acaso tu Padre no te ama?
—Dios nos ama y quiere que seamos felices. Dios no nos castiga, pero el sufrimiento es inevitable; las cosas malas suceden. Todo tiene una razón, pero Dios nunca nos envía dolor.
—Maestro, tengo miedo de sufrir.
—Todos temen al sufrimiento, Ahmed, a mí también me pasó. Tienes que aprender a aceptar que no eres perfecto. Pasarás por épocas duras y sentirás dolor, pero deberás enfrentarlo y sobreponerte a él.
—Si yo siempre he cumplido las Leyes, ¿por qué he de sufrir?
—Hay muchas cosas que nos hacen sufrir; ellas existen y nos salen al encuentro sin poder hacer mucho por esquivarlas. El sufrimiento es distinto para cada uno, pero el resultado es el mismo: ver a Dios. El dolor nos hace reaccionar y madurar, nos vuelve más fuertes y al mismo tiempo, más humildes. Los humildes de corazón son quienes moran en el Cielo.
—Si yo no soy orgulloso, ¿qué tanto deberé sufrir?
—Recuerda que todo sufrimiento es pasajero, pero la paz que te da Dios es eterna. ¿Acaso no viene la calma después de la tormenta? ¿No paren las mujeres a sus hijos con dolor? Después del intenso dolor de parto, la madre recibe al hijo y el hijo comienza la vida en esta tierra. El sufrimiento nos enseña a valorar las cosas que nos traen felicidad, pequeñas y grandes. Piensa en tu mujer, en tus hijos y en los puros de corazón. Mira el sol cómo lo llena todo con su luz. Mira el cielo azul intenso y el verdor de los campos. Mira los árboles en flor que llevan la esperanza de los próximos frutos y siente el alivio de la tierra cuando la lluvia la cubre.
—Entonces Señor, ¿qué debo hacer?
—Confía siempre en Dios, Ahmed. Nuestro Padre nos da fuerzas y valor, nos consuela, protege nuestras almas y nos salva en el sufrimiento. Recuerda mis palabras. Cumple las Leyes, cree en Dios, ten compasión y ama a tu enemigo. Siempre estaré contigo, no te abandonaré jamás. Y esta noche, cuando todo haya pasado, mira las estrellas. Allí estará mi Padre, velando por mí y por ti.
Dicho esto, Jesús tomó aliento, reacomodó la cruz sobre su hombro y siguió hacia adelante, caminando entre piedras y flores.
©2010 PSR
miércoles, 24 de marzo de 2021
Mariposa nocturna, Patricia Schaefer Röder
que vuela directo
sin escalas
a la fuente de luz
brillante
intensa
que hay en tu alma.
avanzo veloz
sin frenar
sin pensar
no quiero hacerlo.
perdí el control
en realidad me deshice de él
al fin.
no lo necesito
ni lo deseo.
me acerco
cada vez más
mis alas baten el aire
que alimenta ese fuego
inacabable.
me lanzo
segura
embriagada de ti
para quemarme entera
inevitable
masoquista
divinamente.
entonces
somos un solo ser
pura energía
luz y calor
…amor.
©2010 PSR
sábado, 20 de marzo de 2021
Lengua y cultura, nuestros derechos – Revista Aportes Académicos Preparatoria 5, Universidad de Guadalajara
Revista Aportes Académicos Preparatoria 5, Universidad de Guadalajara
Agosto 2020 - Enero 2021 Año 6, Número 11
miércoles, 17 de marzo de 2021
"La cena", Patricia Schaefer Röder
—Ajá.
—Perdóname por lo de ayer. Ya sabes que me descontrola cuando llego a la casa y la comida no está lista.
—Ajá.
—Tu ojo ya se ve mucho mejor.
—Ajá.
—Bueno, sírveme la cena, pues. Al menos hoy sí la tienes preparada. Muy bien. Por eso te tengo que mantener en cintura. Si no lo hago, te volverías una salvaje.
—Ajá.
—Tú sabes que es por tu bien. Siempre fuiste una perezosa. Menos mal que me tienes a mí, que te vuelvo a poner en tu sitio para que aprendas.
—Ajá.
—¡A esto le falta sal! ¡Pero bueno, mujer! ¿Qué es lo que te pasa, que ni sabes ponerle suficiente sal a una comida? ¡Qué ineptitud, francamente!¡Pásame la sal, se la pondré yo!
—Ajá.
—¿Qué le pusiste a estos frijoles que saben amargos? Otra vez arruinaste la sazón, vieja. pero bueno, me los comeré; no me queda más remedio.
—Ajá.
—¿Y qué hiciste en todo el día? Seguro que viste todas las novelas de la tarde, ¿no? ¡Qué vagancia! ¿Al menos limpiaste la casa y lavaste la ropa?
—Ajá.
—Pudiste haberte puesto otra ropa para recibirme, ¿no crees? Yo estuve trabajando todo el día como un buey, y cuando regreso a mi casa quiero ver a mi mujer arreglada. ¿Entendiste?
—Ajá.
—Intenta arreglarte, aunque tú no tienes mucho arreglo que se diga. ¿Te has visto al espejo últimamente? Estás gorda, arrugada y llena de várices.
—Ajá.
—Bueno, pero no me queda otra. Nunca serviste para nada más sino para abrir las piernas y luego parir niños.
—Ajá.
—Por cierto vieja, hoy te toca. Así que ya sabes.
—Ajá.
—Mira que luego no quiero excusas.
—Ajá.
—Eso de que te duele la cabeza o que no tienes ganas hoy no lo vas a poder usar conmigo.
—Ajá.
—Me voy a la cama y te espero, ¿entendiste? Y no te tardes, que de pronto me está entrando el sueño.
—Ajá.
—Recoge la cocina y me alcanzas. Y apúrate, ¿oíste? Mira que estoy cansado y mañana tengo que levantarme temprano para trabajar.
—Ajá.
—¡Vieja, ¿ya terminaste?! ¡Apúrate, que te voy a dar lo tuyo! ¡No me dejes esperando en la oscuridad! ¡Ven ya!
—Ajá.
—¿Pero qué es lo que pasa contigo? ¡Estás más lenta que nunca! ¡Termina de venir ya, que cada vez tengo más sueño…!
—Ajá.
—¡Pero cómo te tardas, mujer! ¿Qué tanto haces? ¡Ya casi me quedo dormido!
—Ajá.
—¡Al fin llegaste! ¿No pudiste tardarte más? ¡Espero que al menos la cocina esté limpia!
—Ajá.
—¿Acaso te vas a quedar en la puerta toda la noche? ¡Que vengas ya, te dije!
—Ajá.
—Qué sueño tengo… ¿Qué traes en la mano? ¡Acércate, que no veo bien!
—Ajá.
—¡Oye, tampoco tienes que correr! ¿Pero… qué es eso? ¡¿Un cuchillo…?!
—¡Ajá!
©2007 PSR
martes, 16 de marzo de 2021
"Fue bueno", por Patricia Schaefer Röder
© 2007 PSR
** "Fue bueno" obtuvo Mención de Honor en el 1er. Certamen Nacional de Poesía, Cuento y Ensayo de la American University of Puerto Rico en Manatí, Puerto Rico 2009.
©2010 PSR
viernes, 12 de marzo de 2021
BENDICIÓN, cuento de Patricia Schaefer Röder
jueves, 11 de marzo de 2021
BLESSING, translated by Katherine Montague
lunes, 8 de marzo de 2021
EL EVENTO, Patricia Schaefer Röder
Lo había planeado todo con el mayor de los cuidados. Tuvo la idea un miércoles por la noche, cuando todos dormían cansados la rutina de la media semana. Antes había visto el anuncio en Internet, pero en aquel entonces no se atrevía a soñar algo tan audaz. Sin embargo, esa noche del miércoles, la envolvió un halo dulce y luminoso que ella identificó como el alma de la libertad, olvidada hacía demasiado tiempo. Esa caricia tibia, infinitamente placentera, le hizo abrir los ojos como nunca antes. En medio de la oscuridad de su estrecha vida, de pronto lo veía todo; podía discernir entre las cosas verdaderas y las apariencias, y el espíritu preso se percató de que aquel cerrojo tenía llave…y la llave la esperaba encima de la repisa, junto a todas las demás. Embelesada, disfrutó aquella sensación emancipadora en lo que quedaba de noche, y a la mañana siguiente se sintió más viva que nunca. Con una sonrisa amplia y brillante, se vistió y se arregló, soñando con el evento. Sabía que sería grandioso, que si asistía, sería una experiencia inolvidable. El ánimo la tenía flotando muy por encima de los cúmulos y nimbos, más allá aun de los cirros. Sintiendo sobre su piel ese sueño divino, la mente se le despejó y comenzó a analizar la situación. Serían sólo tres noches. Tres noches y cuatro días en los que le pediría a la niñera que durmiera en casa para acompañar a los chicos. Les dejaría varias comidas preparadas para facilitarles su ausencia. Un taxi la llevaría y la recogería del aeropuerto. Ella se quedaría con una amiga; aún le quedaban varias buenas amistades de la época en que vivió en aquella ciudad, más de diez años atrás. Entre varias líneas aéreas buscó la mejor tarifa en pasajes a Nueva York, hasta que encontró los que se ajustaban a su horario y su bolsillo. Así se fue acercando poco a poco a la meta. Resolvió todas las diligencias que tenía en lista desde hacía tiempo, escogió la ropa perfecta para el viaje, alistó todo en casa y dejó a los niños preparados. Llegado el momento de abordar el avión, suspiró pensando en sus hijos, pero al mismo tiempo tranquila de saber que ellos estaban bien y que se alegraban de que su madre al fin se decidiera a hacer algo solamente para ella. Aprovechó el vuelo para descansar su emoción de niña con juguete nuevo y al llegar a la Gran Manzana estaba llena de energía como cuando era adolescente. Aprovechó el tiempo al máximo; sólo hacía lo que quisiera. Estuvo consigo misma, disfrutando de su propia compañía. Recordó viejos tiempos y se aventuró a pensar en el futuro. Las ideas burbujeaban en su cabeza como la última sopa que había preparado tan sólo unos días atrás en casa. En medio del peor frío invernal, caminó por las amplias aceras de aquella ciudad que, a pesar del tiempo y la distancia, seguía siendo suya. Una por una fue encontrándose con sus amigas, reviviendo anécdotas, poniéndose al día con sus vidas, escuchando atenta y contando episodios de la suya. Probó algunos restaurantes nuevos y repitió en otros conocidos mientras se acercaba el instante que tanto había esperado. Una ansiedad primordial la embargaba; no recordaba haberse sentido así en demasiados años. Se dirigió al lugar con bastante antelación, hizo la fila junto a muchos más que tenían la misma meta esa noche. Después de pasar un rato observando en detalle todo cuanto la rodeaba, los porteros indicaron que la espera había llegado a su fin y la dejaron entrar al recinto en medio de la vaguada humana en la que casi se ahogaba. Llegó hasta su asiento, se quitó el abrigo, acomodó sus cosas de la mejor manera y se entregó a la butaca que la recibía amable. Miró todo; no quería perderse de nada. Deseaba que cada segundo, aquellas formas y colores quedaran impresos en sus retinas. Sentada allí, se dio cuenta de que los años no la habían cambiado, que su naturaleza era más fuerte que las circunstancias y que su esencia seguía intacta. Esos momentos la hicieron descubrirse de nuevo como la mujer apasionada que siempre le había caído tan bien; aquella a la que le brillaban los ojos tan solo por la emoción de vivir cada día. En medio de tantas sensaciones juntas, el corazón se estremeció con suavidad mientras el alma sonreía, satisfecha. De pronto, todo oscureció. Unos acordes triunfales inundaron la sala cubriendo todas las superficies, entrando por ranuras, pliegues y poros, haciendo temblar todos los músculos de su cuerpo. Entonces, el evento comenzó.
domingo, 7 de marzo de 2021
'Divina – la mujer en veinte voces', antología latinoamericana de cuentos sobre la mujer
Esta antología latinoamericana constituye un retrato multidimensional de la mujer auténtica, la mujer divina: veinte voces actuales de Guatemala, México, Perú, Puerto Rico y Venezuela nos muestran los diferentes tonos de la criatura más perfecta de la creación. Un abanico de colores en luces y sombras se proyecta desde una colección de relatos verídicos y mágicos, humanos y maravillosos, como la propia esencia femenina.
SER MUJER
El estar consciente de mi condición femenina me llena de una serie de sensaciones, de sentimientos que se complementan para formar algo tan complejo y hermoso que resulta difícil explicarlo con palabras.
Soy mujer y me alegra serlo. Porque cada mujer tiene algo de madre, de compañera, de amiga y de niña. Porque somos apasionadas, comprensivas y nobles. Porque somos luchadoras y capaces de hacer muchas cosas por nuestros hijos, por nuestra pareja, por nuestra familia. Porque somos sacrificadas y podemos llegar a cosas insospechadas si sentimos que valen la pena. Porque amamos, sentimos, creemos y razonamos de una manera particular, única. Porque nuestro cuerpo es maravilloso; podemos amar, dar vida y alimentarla después. Porque de nosotras sale la vida que nos sobrevivirá, vida que es la continuación de la nuestra. Porque siendo capaces de recibir, no nos cansamos nunca de dar. Porque somos el apoyo moral y espiritual de la familia. Porque podemos llevar cargas increíblemente pesadas y sin embargo tener una palabra de aliento para alguien que está cansado. Porque nos resistimos a sucumbir, siempre buscamos la forma de salir adelante a pesar de las dificultades. Porque tenemos el alma llena de flores. Porque con ternura podemos aminorar el dolor de los demás. Porque con nuestra presencia podemos cambiar el curso de los acontecimientos. Porque nuestro amor es capaz de lograr lo imposible. Porque sentimos en profundidad. Porque amamos sin condición, nos entregamos y somos fieles a nuestro amor. Porque al amar, lo hacemos con todos los sentidos, con el cuerpo y con el alma. Porque somos pacientes y tolerantes. Porque perseguimos nuestras metas sin excluir a los que amamos. Porque con un gesto amable, con una sola sonrisa, podemos hacer felices a los demás. Porque en nuestro corazón hay mucho sitio para los que nos rodean. Porque cuidamos a nuestros hijos y los preparamos con optimismo para la vida. Porque somos capaces de dar nuestra propia vida por la de nuestros hijos. Porque somos sensibles. Porque vivimos nuestra feminidad naturalmente. Porque nos gustan los cumplidos con fundamento. Porque, estando conscientes de todo esto, nos sabemos fuertes y sin embargo somos delicadas. Porque, aunque profesionalmente estemos en un mismo nivel con los hombres, nos gusta ser respetadas y tratadas como mujeres en el mejor sentido, en el único sentido real y válido. Porque no necesitamos estar demostrándonos constantemente lo mucho que valemos; es un hecho y todos lo saben. Por todo esto resulta tan hermoso y fascinante vivir nuestra existencia a plenitud, porque somos importantes e imprescindibles. No debemos ocultarlo nunca y mucho menos olvidarlo.
Soy mujer y estoy orgullosa de ello.
©1995 PSR
sábado, 6 de marzo de 2021
"Vesalio 4”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale
"...Cuando Vesalio abrió su primer cadáver, hurgó en la cavidad torácica, sacó los órganos resbaladizos uno por uno, moviéndose con una velocidad y un apremio que obligó a su corazón a rendirse. Puso los órganos en la mesa sobre un paño, junto a los instrumentos. Como el hígado era más grande y oscuro que los demás, pensó que podía ser el hogar del Alma. ¿Pero cómo podía saberlo? ¿Acaso vibraría distinto? ¿Acaso le respondería si le hablaba?...".
“Talya 2”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale
ANNA
Nessuna mamma
Anima grande
©2012 PSR
“Vesalio 5”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale
viernes, 5 de marzo de 2021
BEING A WOMAN
Being conscious about my female condition fills me with different feelings and sensations that complement each other to form something so complex and beautiful that it becomes difficult to explain with words.
I am a woman and I am happy about it. Because each of us has in her something of a mother, a partner, a friend, and a girl. Because we are passionate, understanding and noble. Because we are fighters and we are capable of doing many things for our children, for our partner, for our family. Because we are self-sacrificing and we can do unforeseen things if we feel they are worth it. Because we love, we feel, we believe and we reason in a particular and unique way. Because our body is wonderful; we can love, give life and feed that life afterwards. Because from us comes the life that will survive us, life that is the continuation of ours. Because, although we are capable of receiving, we are never too tired to give. Because we are the spiritual and moral support of our families. Because we can carry unbelievably heavy loads, yet still have an encouraging word for someone who is tired. Because we resist succumbing; we always look for the way of persevering despite the difficulties. Because our soul is full with flowers. Because we can alleviate the pain of others with tenderness. Because we can change the course of events with our presence. Because our love is capable of achieving the impossible. Because we feel deep inside. Because we love with no condition; we devote ourselves totally, and we are loyal to our love. Because when we love, we do it with all our senses, with body and soul. Because we are the oasis for our partner. Because we are patient and tolerant. Because we go after our goals without excluding the ones we love. Because with only a smile, we can make others happy. Because in our heart is plenty of space for those who are around us. Because we take care of our children and we prepare them for life optimistically. Because we are capable of giving our own life for that of our children. Because we are sensitive. Because we live our femininity in a natural way. Because we like compliments when they have a reason. Because, being conscious of all this, we know we are strong and nevertheless we are sensitive. Because, although we are professionally on the same level as men, we like to be respected and treated as women in the only valid sense. Because we don't need to constantly demonstrate how much we are worth; it is a fact and everybody knows it. Because of all this, it becomes so beautiful and fascinating living our existence plentifully; because we are important and essential. We should never forget it and we should by no means hide it: we are women and we have to be proud of it.
© 1995 PSR
“Talya & Dai Ling 1”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019