domingo, 7 de noviembre de 2021

Laudo y premiación del 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021

Estimados participantes del certamen y público general: 

 
Scriba NYC Soluciones Lingüísticas Integradas, organizadora del 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021, mediante la presente hace del conocimiento público el Laudo del 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021. 
  
El siglema 575 es una forma poética que nos lleva a descubrir la esencia de aquello que nos inspira, animándonos a vivir nuestra libertad creadora sin obligarnos a seguir un estilo poético particular. Un siglema 575 es un poema que se escribe en base a las letras de las palabras que definen su tema y que constituyen su título, que queda representado en mayúsculas, como una especie de acrónimo.
 
El 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021 fue un punto de encuentro para poetas de veintiún países de América y Europa, quienes se atrevieron a decir lo que querían decir. Escritores de Puerto Rico, México, Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Argentina, España, Chile, Perú, Ecuador, Cuba, Guatemala, Uruguay, Bolivia, Brasil, Canadá, Francia, Italia, El Salvador, Reino Unido y Alemania aceptaron el reto de crear siglemas 575, enviando 441 participaciones.
 
La recepción de las participaciones fue por correo electrónico. Al recibir cada entrada, se le asignó un número para identificarla y se envió a los jurados la lista de participaciones con los números, sin los nombres ni la proveniencia de los autores. De esta manera, los jurados no pudieron saber de quién era cada participación, garantizando el anonimato de los concursantes.
 
El jurado evaluador del 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021 estuvo compuesto por cuatro amantes de las letras de tres países: Cinthya Tarazona Palacios (Perú), ganadora del segundo premio del 5to. Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2019; comunicadora social, editora y post productora periodística, apasionada de la escritura poética; Samar De Ruis (Puerto Rico), Cofundadora del grupo literario Cómplices en la Palabra y autora del poemario místico El perfume de Su luz; Anahí Quiñonez Velázquez (México), Licenciada en Filosofía con postgrado en Investigación Educativa, apasionada de la literatura, maestra de lengua española, lectura y escritura creativa para adolescentes y Valeria Hernández Campos (Puerto Rico), estudiante del último año de Periodismo en la Universidad del Sagrado Corazón, amante de la literatura, especialmente la fantasía y la poesía. 
 
El proceso de selección incluyó la observación de las características de los siglemas 575, la calidad, el estilo, la lírica, las imágenes y la estética, así como la capacidad de expresar de manera minimalista el tema escogido, dando una idea clara de lo que el poeta quiso decir. 
 
Scriba NYC Soluciones Lingüísticas Integradas, en su compromiso con la excelencia en la comunicación escrita, en 2021 convocó por séptimo año consecutivo a poetas de todo el mundo a probar el concepto poético minimalista del siglema 575 para decir lo que quisieran decir. De un total de 441 participaciones recibidas, el jurado del certamen escogió un primer, segundo y tercer lugar, así como siete menciones de honor. Además, hubo diez siglemas destacados y 160 siglemas seleccionados para formar parte de la antología del certamen Di lo que quieres decir 2020, haciendo un total de 180 poemas.
 
Los resultados del 7.o Certamen Internacional de Siglema 575 “Di lo que quieres decir” 2021 fueron los siguientes:
 
Primer premio: TIC, de Alberto Cerritos González (México)  
Segundo premio: MI LICENCIA POÉTICA ES LA HEAVY, de Mario Artcadia Panet  (México/Puerto Rico)  
Tercer premio: PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS TRISTES ESTA NOCHE, de  Abraham Ortiz Lugo (España) 
 
Mención de honor: SIGLEMA, de Eduardo Bobrén Bisbal (Puerto Rico) 
Mención de honor: MÁRTIRES, de Juan Carlos Lespada (Argentina) 
Mención de honor: TRANSFIGURACIÓN, de Claudia Mosquera Uribe (Venezuela) 
Mención de honor: SOMOS, de Marina Bravo Clavero (España) 
Mención de honor: CON LAS NOSTALGIAS, de Edwin Gaona Salinas (Ecuador) 
Mención de honor: DESAMOR, de Óscar Romero Salazar (Colombia) 
Mención de honor: TUS OJOS, de Luisa Betancur Vásquez (Colombia) 

Siglemas 575 destacados: 
VÉRTIGO y ROJO, de Berenice González Godínez (México)  
UN SIGLEMA SIN NOMBRE, de José Caamaño Peñailillo (Chile)  
ESTÁS, de Inocencio Hernández Pérez (España) 
SOMOS UNA CRUZ AMOROSA, de Juan Fran Núñez Parreño (España)  
SORTILEGIO, de Sandra Santana (Puerto Rico)  
DESPEDIDA, de Guadalupe Hernández Benavides (México)  
UNA NOCHE DE LUNA, de Néstor Quadri (Argentina) 
GARÚA, de Edwin Colón Pagán (Puerto Rico)  
AMANDO, de Gael Solano (Puerto Rico/España)
 
Scriba NYC Soluciones Lingüísticas Integradas felicita a los poetas premiados y a los seleccionados para formar parte de la antología. Asimismo, agradece al jurado del certamen por su excelente labor y a todos los participantes por haber aceptado el reto del siglema 575. Queda abierta la invitación al público a animarse a escribir siglemas 575 y a participar en el certamen del próximo año, aprovechando así la oportunidad de decir lo que quieran decir. 
 
Scriba NYC Soluciones Lingüísticas Integradas patrocinó este concurso internacional de poesía, invitando a poetas de todo el mundo a decir lo que quisieran decir. Scriba NYC es una compañía dedicada principalmente al idioma español, que ofrece edición y corrección de textos, traducciones y publicación de libros. El certamen “Di lo que quieres decir” 2021 es parte de la iniciativa de Scriba NYC por animar al público hispanohablante a probar la poesía minimalista y a su vez difundir las buenas letras en un encuentro lírico internacional. 
 
Felicitaciones a todos los participantes en el Certamen... porque cada siglema es único. 
 
Los animamos a participar el próximo año en este encuentro lírico internacional que fomenta el acercamiento entre los pueblos, y que será convocado en enero de 2022 por este mismo medio. 
 
Pueden adquirir el libro a través de este enlace: 
 



  

Di lo que quieres decir 2021 – Antología de Siglemas 575 
Ediciones Scriba NYC — Colección Carey (Poesía) 
ISBN 9781732676794 
 
Conozcan más acerca de esta forma poética visitando el siguiente enlace: 
 
 
Cuídense mucho y reciban todos un fuerte abrazo,
 
Patricia Schaefer Röder 
 
 




martes, 28 de septiembre de 2021

jueves, 8 de abril de 2021

Abril 1945, por Patricia Schaefer Röder

  



Todos los días se levantaba cojeando. Cojeando se alistaba. Cojeando iba calle abajo hasta llegar a su infeliz puesto. No le quedaba más remedio; le tocaba esa función aunque en el fondo la odiara con todas sus fuerzas. Había escapado de la muerte perdiendo medio pie en batalla, y después de recuperarse mediocremente en el hospital militar, lo relegaron a ese trabajo ingrato. Detestaba tener que vigilar a esos hombres iguales a él, que pensaban como él, cuya única culpa fue haberse manifestado en contra del régimen. Les tenía aprecio porque sabía que hacían algo bueno. Compartía con ellos su comida, cigarros y aguardiente. Los mantenía encerrados porque ese era su papel; pero les hablaba y sobre todo, escuchaba lo que le contaban. Se hizo amigo de los detenidos; ellos sabían que podían confiar en él. Tuvo problemas con sus superiores por su trato con ellos. No traicionó a ninguna de las dos partes; escuchaba y callaba. Cuidó a los reclusos durante largo tiempo, hasta el día en que todo cambió. Entonces, los prisioneros salieron y lincharon a quienes los tuvieron encerrados. Uno a uno los mataron sin piedad. Cuando llegó su turno, alguien lo reconoció y lo dejaron ir. Volvió a escabullirse de la muerte ese día. Apurado, cambió sus ropas y cojeando calle arriba, regresó a casa. Más tarde supo que los presos habían acabado con todos. Con todos, menos con el carcelero. 
  
 
© 2007 PSR 
 
 
"Abril 1945" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
© 2010 PSR 
Ediciones Scriba NYC 2010 
ISBN 97817326767718 

A la venta en Amazon.com 
 
 

domingo, 4 de abril de 2021

Esperanza, Patricia Schaefer Röder

Los primeros rayos de sol en un frío amanecer de primavera sorprendieron a dos mujeres caminando por las calles de Jerusalén. Iban con prisa, nerviosas y apesadumbradas a la vez. Llevaban consigo esa mezcla de sentimientos que sólo conoce aquel que ha perdido a alguien muy cercano. Caminaban juntas, como de costumbre. Aunque desesperanzadas, caminaban con determinación, porque a pesar de sentirse devastadas, tenían una responsabilidad que cumplir. Y lo harían con el mismo amor de siempre. 
 
Eran ellas Magdalena y María, dos de las mujeres que acompañaron a Jesús y sus discípulos durante sus años de ministerio público en Galilea. Habían preparado aceites y perfumes antes del sábado para ungir el cuerpo de Jesús crucificado y darle sepultura adecuadamente. Venían hablando de lo sucedido durante los últimos días, de lo terrible que era haber perdido a su Maestro y de qué les depararía la vida ahora que él ya no estaba. Se preguntaban si tan temprano habría alguien que pudiera ayudarles a correr la piedra que cerraba el sepulcro.
 
A medida que se acercaban al lugar del monumento, sus corazones volvían a rasgarse, deshilachándose violentamente por segunda vez en tres días. Al fin llegaron con su dolor y su pena al sepulcro donde José de Arimatea había colocado a Jesús envuelto en una sábana al bajarlo de la cruz. Cuando se acercaron, se percataron de que la piedra que sellaba la tumba estaba fuera de lugar. ¡Alguien la había movido! Pero… ¿quién? 
 
Con una amalgama de gran asombro y miedo, las dos mujeres entraron al monumento y en medio de la penumbra encontraron sentados a dos hombres jóvenes con túnicas blancas resplandecientes. Al verlas entrar, uno de ellos dijo: 
—Él ya no está aquí. Resucitó; no había nada para él en este lugar. 
Las mujeres, aterradas, le escucharon con oídos sordos y sin poder articular palabra. ¿Quiénes eran ellos? Estupefactas, miraron a su alrededor intentando entender qué sucedía. Encima de una roca, cuidadosamente doblada, estaba aquella sábana que había envuelto al cuerpo de Jesús, pero no veían el cuerpo de su Maestro por ninguna parte. Sin dejar de mirarlas por un instante, el joven continuó: 
—¿Acaso no buscan a Jesús de Nazaret, que fue crucificado tres días atrás aquí mismo, en el monte del Gólgota? 
—Sí, es a él a quien buscamos, a nuestro Maestro. Vinimos a ungirlo y sepultarlo según las leyes —respondieron las mujeres al unísono—. Por favor, dígannos dónde está o quién se lo llevó —dijeron casi suplicando.   
—¿Y por qué insisten en buscar entre los muertos a quien mora entre los vivos? 
—Pero nosotras vimos cuando José el de Arimatea lo colocó en esta tumba hace unos días… Por favor, déjennos tomarlo de dondequiera que lo hayan llevado. 
—¿Y dónde quedaron todas las enseñanzas de estos tres años? En Jesús se cumplió la profecía de que el Mesías sería entregado, le juzgarían, sufriría inmensamente, se le daría muerte y a los tres días resucitaría; recuerden cómo él mismo lo anunció tres veces en Galilea. 
Con grandes ojos abiertos de par en par, Magdalena y María oían lo que el joven les decía, intentando comprender. Eran tantas las enseñanzas que habían recibido de su Maestro en ese corto tiempo, que tuvieron que hacer memoria. Al fin, Magdalena dijo: 
—Recuerdo, sí, cómo habló sobre las profecías, cómo contó que sería muerto por nosotros, resucitando al tercer día y cómo nos prometió la vida eterna junto a él y nuestro Padre en los cielos. ¡Oh, María, todo se cumplió! —exclamó Magdalena, mirando a María con una expresión que combinaba algo de remordimiento con una felicidad infinita. 
—Así es, Magdalena; lo que anunciaron los profetas sucedió palabra por palabra —dijo el joven, y dirigiéndose a ambas mujeres, prosiguió—: Jesús les enseñó que debían cumplir con las Leyes, creer en Dios, ser compasivos y amar al enemigo. El Mesías vino a salvarles de los pecados y con ello les prometió el reino de Dios. Recuerden también cómo les aseguró que no les abandonaría jamás. Su promesa es indeleble y fue sellada con la resurrección. No lo olviden, todo aquel que creyere será salvo. Vayan ahora con la esperanza renovada y den la buena nueva a los demás. 
 
Así, con la fe renacida en la promesa de su Maestro amado, las dos mujeres salieron de aquel sepulcro quedando envueltas en los tonos naranjas y dorados más brillantes de cualquier amanecer que hubiesen visto jamás. Y en medio de la aurora, regresaron plenas de dicha y emoción por las mismas calles que horas antes habían recorrido sin esperanza alguna.  
 
 
©2010 PSR 
 
 

jueves, 1 de abril de 2021

Camino al Calvario, Patricia Schaefer Röder

Camino al Calvario, un Jesús golpeado, herido y agotado veía a las multitudes curiosas que se acercaban para mirarlo de cerca. Muchos lo insultaban, algunos se compadecían y a muy pocos les dolía verlo cargando la pesada cruz en la que sería clavado. De pronto entre la gente, Jesús fijó la mirada sobre Ahmed, un hombre joven de grandes ojos negros que lo veía preocupado desde lo alto de un muro aledaño.
—Sígueme —le dijo Jesús al joven.
Por un momento, Ahmed pensó que el sol ardiente le estaba jugando una mala pasada, pero al notar los ojos de Jesús clavados insistentemente en los suyos, reaccionó. Sorprendido de que aquel tristemente célebre condenado a muerte le hubiese hablado, se abrió paso entre la muchedumbre, acercándosele.
—Señor, quieres que te siga… pero tú vas rumbo al Monte Calvario —le respondió aún desde la distancia, sin entender.
—¿Es que puede haber otro camino? —dijo Jesús, y prosiguió hacia adelante por la vereda pedregosa.
Aquella frase pronunciada por la voz cansada de Jesús resonó en los oídos incrédulos de Ahmed como un soplo de viento que rápidamente se convertiría en tormenta, haciendo que las piernas del joven lo llevaran instintivamente a su vera. Ansioso y conmovido, le dijo:
—Maestro, ¿qué puedo hacer por ti ahora? ¿No es demasiado tarde ya?
—Nunca es tarde para los puros de corazón como tú, Ahmed. Eres un hombre respetuoso de las Leyes, buen padre y esposo. Sígueme por la ruta de tu vida como lo has hecho hasta ahora, eso es lo que de ti espero.
—Pero Señor, ¿cómo he de acompañarte si cada quien tiene su propio destino? Tu camino ahora es el del sufrimiento. ¿No se supone que debemos buscar la felicidad?
—La felicidad y el sufrimiento son parte de la vida. Busca siempre la felicidad y sé consciente de su valor. Aprovecha también cada oportunidad que tengas de hacer feliz a tu hermano. Es la falta de amor hacia el prójimo lo que trae consigo su sufrimiento.
—¿Y por qué Dios te castiga así? ¿Acaso tu Padre no te ama?
—Dios nos ama y quiere que seamos felices. Dios no nos castiga, pero el sufrimiento es inevitable; las cosas malas suceden. Todo tiene una razón, pero Dios nunca nos envía dolor.
—Maestro, tengo miedo de sufrir.
—Todos temen al sufrimiento, Ahmed, a mí también me pasó. Tienes que aprender a aceptar que no eres perfecto. Pasarás por épocas duras y sentirás dolor, pero deberás enfrentarlo y sobreponerte a él.
—Si yo siempre he cumplido las Leyes, ¿por qué he de sufrir?
—Hay muchas cosas que nos hacen sufrir; ellas existen y nos salen al encuentro sin poder hacer mucho por esquivarlas. El sufrimiento es distinto para cada uno, pero el resultado es el mismo: ver a Dios. El dolor nos hace reaccionar y madurar, nos vuelve más fuertes y al mismo tiempo, más humildes. Los humildes de corazón son quienes moran en el Cielo.
—Si yo no soy orgulloso, ¿qué tanto deberé sufrir?
—Recuerda que todo sufrimiento es pasajero, pero la paz que te da Dios es eterna. ¿Acaso no viene la calma después de la tormenta? ¿No paren las mujeres a sus hijos con dolor? Después del intenso dolor de parto, la madre recibe al hijo y el hijo comienza la vida en esta tierra. El sufrimiento nos enseña a valorar las cosas que nos traen felicidad, pequeñas y grandes. Piensa en tu mujer, en tus hijos y en los puros de corazón. Mira el sol cómo lo llena todo con su luz. Mira el cielo azul intenso y el verdor de los campos. Mira los árboles en flor que llevan la esperanza de los próximos frutos y siente el alivio de la tierra cuando la lluvia la cubre.
—Entonces Señor, ¿qué debo hacer?
—Confía siempre en Dios, Ahmed. Nuestro Padre nos da fuerzas y valor, nos consuela, protege nuestras almas y nos salva en el sufrimiento. Recuerda mis palabras. Cumple las Leyes, cree en Dios, ten compasión y ama a tu enemigo. Siempre estaré contigo, no te abandonaré jamás. Y esta noche, cuando todo haya pasado, mira las estrellas. Allí estará mi Padre, velando por mí y por ti.
Dicho esto, Jesús tomó aliento, reacomodó la cruz sobre su hombro y siguió hacia adelante, caminando entre piedras y flores.
 
 
©2010 PSR
 
 
   

  




 
 

miércoles, 24 de marzo de 2021

Mariposa nocturna, Patricia Schaefer Röder



soy una mariposa nocturna
que vuela directo
sin escalas
a la fuente de luz
brillante
intensa
que hay en tu alma.
avanzo veloz
sin frenar
sin pensar
no quiero hacerlo.
perdí el control
en realidad me deshice de él
al fin.
no lo necesito
ni lo deseo.
me acerco
cada vez más
mis alas baten el aire
que alimenta ese fuego
inacabable.
me lanzo
segura
embriagada de ti
para quemarme entera
inevitable
masoquista
divinamente.
entonces
somos un solo ser
pura energía
luz y calor
…amor.



©2010 PSR 
 

miércoles, 17 de marzo de 2021

"La cena", Patricia Schaefer Röder




Hola, vieja, mira lo que te traje. Está bonito, ¿no?
—Ajá.
—Perdóname por lo de ayer. Ya sabes que me descontrola cuando llego a la casa y la comida no está lista.
—Ajá.
—Tu ojo ya se ve mucho mejor.
—Ajá.
—Bueno, sírveme la cena, pues. Al menos hoy sí la tienes preparada. Muy bien. Por eso te tengo que mantener en cintura. Si no lo hago, te volverías una salvaje.
—Ajá.
—Tú sabes que es por tu bien. Siempre fuiste una perezosa. Menos mal que me tienes a mí, que te vuelvo a poner en tu sitio para que aprendas.
—Ajá.
—¡A esto le falta sal! ¡Pero bueno, mujer! ¿Qué es lo que te pasa, que ni sabes ponerle suficiente sal a una comida? ¡Qué ineptitud, francamente!¡Pásame la sal, se la pondré yo!
—Ajá.
—¿Qué le pusiste a estos frijoles que saben amargos? Otra vez arruinaste la sazón, vieja. pero bueno, me los comeré; no me queda más remedio.
—Ajá.
—¿Y qué hiciste en todo el día? Seguro que viste todas las novelas de la tarde, ¿no? ¡Qué vagancia! ¿Al menos limpiaste la casa y lavaste la ropa?
—Ajá.
—Pudiste haberte puesto otra ropa para recibirme, ¿no crees? Yo estuve trabajando todo el día como un buey, y cuando regreso a mi casa quiero ver a mi mujer arreglada. ¿Entendiste?
—Ajá.
—Intenta arreglarte, aunque tú no tienes mucho arreglo que se diga. ¿Te has visto al espejo últimamente? Estás gorda, arrugada y llena de várices.
—Ajá.
—Bueno, pero no me queda otra. Nunca serviste para nada más sino para abrir las piernas y luego parir niños.
—Ajá.
—Por cierto vieja, hoy te toca. Así que ya sabes.
—Ajá.
—Mira que luego no quiero excusas.
—Ajá.
—Eso de que te duele la cabeza o que no tienes ganas hoy no lo vas a poder usar conmigo.
—Ajá.
—Me voy a la cama y te espero, ¿entendiste? Y no te tardes, que de pronto me está entrando el sueño.
—Ajá.
—Recoge la cocina y me alcanzas. Y apúrate, ¿oíste? Mira que estoy cansado y mañana tengo que levantarme temprano para trabajar.
—Ajá.
—¡Vieja, ¿ya terminaste?! ¡Apúrate, que te voy a dar lo tuyo! ¡No me dejes esperando en la oscuridad! ¡Ven ya!
—Ajá.
—¿Pero qué es lo que pasa contigo? ¡Estás más lenta que nunca! ¡Termina de venir ya, que cada vez tengo más sueño…!
—Ajá.
—¡Pero cómo te tardas, mujer! ¿Qué tanto haces? ¡Ya casi me quedo dormido!
—Ajá.
—¡Al fin llegaste! ¿No pudiste tardarte más? ¡Espero que al menos la cocina esté limpia!
—Ajá.
—¿Acaso te vas a quedar en la puerta toda la noche? ¡Que vengas ya, te dije!
—Ajá.
—Qué sueño tengo… ¿Qué traes en la mano? ¡Acércate, que no veo bien!
—Ajá.
—¡Oye, tampoco tienes que correr! ¿Pero… qué es eso? ¡¿Un cuchillo…?!
—¡Ajá! 
 
 
 
©2007 PSR 
 
"La cena" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
©2010 PSR
Ediciones Scriba NYC, 2010 
ISBN 9781732676718 
 
A la venta en Amazon.com 
 

martes, 16 de marzo de 2021

"Fue bueno", por Patricia Schaefer Röder




Todos sabían, pero nadie dijo nada. Manuela se acercó a la multitud y la gente la saludó como siempre. Eso sí, ella notó que algunas mujeres la miraban con algo de recelo, o con rabia tal vez. Pero ella estaba acostumbrada y no le daba importancia. Los hombres la comenzaron a ver diferente desde ese día. Le decían frases seductoras y le hacían comentarios subidos de tono. A ella le encantaba el nuevo orden de las cosas; le gustaba que los hombres la desearan y no le molestaba que las mujeres la envidiaran. Lo más importante era hacer lo que le gustara y no otra cosa. Nadie le impondría nada más nunca. Finalmente era dueña de su destino. Libre y dueña de sí misma; ella en su totalidad. La alegría la embriagaba y no podía dejar de sonreír. Era feliz. Feliz. Feliz. Ya no dependía de nadie; nadie la amarraría más. Se habían roto las cadenas. De ahora en adelante viviría su vida como ella quisiera. Ella por siempre y para siempre. Siempre queriendo lo bueno. Siempre lo bueno. Lo bueno. Fue bueno que sucediera aquello que todos supieron pero que callaron forzosamente. Fue bueno que más nunca nadie hablara de eso. Fue bueno que ella estuviera en la tienda del gallego cuando su cuñada llamó a la policía. Fue bueno que el oficial se hiciera de la vista gorda al encontrar el cuerpo de Efraín en el sofá con la boca llena de espuma. Fue bueno que ella tirara el resto de las habichuelas por el inodoro. Fue bueno que Efraín se quemara en la hoguera del infierno. Fue bueno que ella tomara la decisión. Fue bueno que la llevara a cabo. Fue bueno que lo lograra. Fue bueno que todos la apoyaran. Fue bueno que Manuela ya no se llamara Manuel. Fue bueno que nadie dijera nada.


© 2007 PSR
 

** "Fue bueno" obtuvo Mención de Honor en el 1er. Certamen Nacional de Poesía, Cuento y Ensayo de la American University of Puerto Rico en Manatí, Puerto Rico 2009. 

"Fue bueno" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
©2010 PSR
Ediciones Scriba NYC, 2010 
ISBN 9781732676718 
 
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viernes, 12 de marzo de 2021

BENDICIÓN, cuento de Patricia Schaefer Röder




Bendición 

Todas las noches antes de irse a la cama, la madre entraba en las habitaciones de sus hijos para asegurarse de que todo estuviese en orden mientras dormían. Con todo el amor arreglaba sábanas y frazadas, los besaba y les susurraba al oído cuánto los quería, lo importantes que eran para ella, y los encomendaba a Dios para que los cuidase. Así hizo, noche tras noche, año tras año, durante toda una eternidad, sin percatarse de que en algún momento, los niños habían crecido y se habían ido de la casa. Y aún ahora, cada noche, la madre repite aquella solemne y amorosa ceremonia de bendición a sus hijos, sin haberse enterado nunca de su propia muerte años atrás…
 
 
"Bendición" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder 
© 2010 PSR 
Ediciones Scriba NYC 2010 
ISBN 97817326767718 
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jueves, 11 de marzo de 2021

BLESSING, translated by Katherine Montague

 
 
Blessing 
 
Every night before going to bed the mother went into her children’s rooms to make sure that everything was in order while they slept. She lovingly arranged the sheets and covers, kissed them and whispered in their ears how much she loved them, how important they were to her and entrusted them to God’s care. She did this night after night, year after year, for an eternity, without noticing that at some point the children had grown and left home. And even now, the mother repeats this solemn, loving ceremony each night, blessing her children, without being aware of her own death years before. 
 
 
 
"Blessing" ("Bendición"), short story by Patricia Schaefer Röder, translated by Katherine Montague 
© 2016 Katherine Montague 
 
"Bendición" appears in Yara y otras historias, by Patricia Schaefer Röder 
© 2010 PSR 
Ediciones Scriba NYC 2010 
ISBN 97817326767718 
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lunes, 8 de marzo de 2021

EL EVENTO, Patricia Schaefer Röder



        Lo había planeado todo con el mayor de los cuidados. Tuvo la idea un miércoles por la noche, cuando todos dormían cansados la rutina de la media semana. Antes había visto el anuncio en Internet, pero en aquel entonces no se atrevía a soñar algo tan audaz. Sin embargo, esa noche del miércoles, la envolvió un halo dulce y luminoso que ella identificó como el alma de la libertad, olvidada hacía demasiado tiempo. Esa caricia tibia, infinitamente placentera, le hizo abrir los ojos como nunca antes. En medio de la oscuridad de su estrecha vida, de pronto lo veía todo; podía discernir entre las cosas verdaderas y las apariencias, y el espíritu preso se percató de que aquel cerrojo tenía llave…y la llave la esperaba encima de la repisa, junto a todas las demás. Embelesada, disfrutó aquella sensación emancipadora en lo que quedaba de noche, y a la mañana siguiente se sintió más viva que nunca. Con una sonrisa amplia y brillante, se vistió y se arregló, soñando con el evento. Sabía que sería grandioso, que si asistía, sería una experiencia inolvidable. El ánimo la tenía flotando muy por encima de los cúmulos y nimbos, más allá aun de los cirros. Sintiendo sobre su piel ese sueño divino, la mente se le despejó y comenzó a analizar la situación. Serían sólo tres noches. Tres noches y cuatro días en los que le pediría a la niñera que durmiera en casa para acompañar a los chicos. Les dejaría varias comidas preparadas para facilitarles su ausencia. Un taxi la llevaría y la recogería del aeropuerto. Ella se quedaría con una amiga; aún le quedaban varias buenas amistades de la época en que vivió en aquella ciudad, más de diez años atrás. Entre varias líneas aéreas buscó la mejor tarifa en pasajes a Nueva York, hasta que encontró los que se ajustaban a su horario y su bolsillo. Así se fue acercando poco a poco a la meta. Resolvió todas las diligencias que tenía en lista desde hacía tiempo, escogió la ropa perfecta para el viaje, alistó todo en casa y dejó a los niños preparados. Llegado el momento de abordar el avión, suspiró pensando en sus hijos, pero al mismo tiempo tranquila de saber que ellos estaban bien y que se alegraban de que su madre al fin se decidiera a hacer algo solamente para ella. Aprovechó el vuelo para descansar su emoción de niña con juguete nuevo y al llegar a la Gran Manzana estaba llena de energía como cuando era adolescente. Aprovechó el tiempo al máximo; sólo hacía lo que quisiera. Estuvo consigo misma, disfrutando de su propia compañía. Recordó viejos tiempos y se aventuró a pensar en el futuro. Las ideas burbujeaban en su cabeza como la última sopa que había preparado tan sólo unos días atrás en casa. En medio del peor frío invernal, caminó por las amplias aceras de aquella ciudad que, a pesar del tiempo y la distancia, seguía siendo suya. Una por una fue encontrándose con sus amigas, reviviendo anécdotas, poniéndose al día con sus vidas, escuchando atenta y contando episodios de la suya. Probó algunos restaurantes nuevos y repitió en otros conocidos mientras se acercaba el instante que tanto había esperado. Una ansiedad primordial la embargaba; no recordaba haberse sentido así en demasiados años. Se dirigió al lugar con bastante antelación, hizo la fila junto a muchos más que tenían la misma meta esa noche. Después de pasar un rato observando en detalle todo cuanto la rodeaba, los porteros indicaron que la espera había llegado a su fin y la dejaron entrar al recinto en medio de la vaguada humana en la que casi se ahogaba. Llegó hasta su asiento, se quitó el abrigo, acomodó sus cosas de la mejor manera y se entregó a la butaca que la recibía amable. Miró todo; no quería perderse de nada. Deseaba que cada segundo, aquellas formas y colores quedaran impresos en sus retinas. Sentada allí, se dio cuenta de que los años no la habían cambiado, que su naturaleza era más fuerte que las circunstancias y que su esencia seguía intacta. Esos momentos la hicieron descubrirse de nuevo como la mujer apasionada que siempre le había caído tan bien; aquella a la que le brillaban los ojos tan solo por la emoción de vivir cada día. En medio de tantas sensaciones juntas, el corazón se estremeció con suavidad mientras el alma sonreía, satisfecha. De pronto, todo oscureció. Unos acordes triunfales inundaron la sala cubriendo todas las superficies, entrando por ranuras, pliegues y poros, haciendo temblar todos los músculos de su cuerpo. Entonces, el evento comenzó.
 
 
©2014 PSR
 
 
"El evento" aparece en A la sombra del mango, relatos de Patricia Schaefer Röder
 
A la sombra del mango, Patricia Schaefer Röder  
Ediciones Scriba NYC – Colección Tinglar 
ISBN: 9781732676756 
 
 
Mención de Honor en los ILBA 2020 
 
 

domingo, 7 de marzo de 2021

'Divina – la mujer en veinte voces', antología latinoamericana de cuentos sobre la mujer

 


Esta antología latinoamericana constituye un retrato multidimensional de la mujer auténtica, la mujer divina: veinte voces actuales de Guatemala, México, Perú, Puerto Rico y Venezuela nos muestran los diferentes tonos de la criatura más perfecta de la creación. Un abanico de colores en luces y sombras se proyecta desde una colección de relatos verídicos y mágicos, humanos y maravillosos, como la propia esencia femenina.  


Divina contiene relatos de Obdulia Báez Félix, José Antonio Benítez, Zelideth Chávez Cuentas, María Antonieta Elvira-Valdés, Cecilia Granadino, Margarita Iguina Bravo, Erleen Marshall Luigi, Bella Martínez, Atala Matellini, Layda Melián, Ydalia Molina, Miriam Montes Mock, Luccia Reverón, Armando Rivera, Aída Romero Herrera, Marú Ruelas, Sandra Santana, Nery Santos Gómez, Leonor Zaa Lizares y Patricia Schaefer Röder. 

Divina: la mujer en veinte voces 
Antología latinoamericana sobre la mujer 
Ediciones Scriba NYC – Colección Tinglar 
ISBN: 9780984572793 
 
 
Segundo Premio en los ILBA 2019 
 
 

SER MUJER

Soy mujer y no puedo dejar de maravillarme por ello.
 
El estar consciente de mi condición femenina me llena de una serie de sensaciones, de sentimientos que se complementan para formar algo tan complejo y hermoso que resulta difícil explicarlo con palabras.
 
Soy mujer y me alegra serlo. Porque cada mujer tiene algo de madre, de compañera, de amiga y de niña. Porque somos apasionadas, comprensivas y nobles. Porque somos luchadoras y capaces de hacer muchas cosas por nuestros hijos, por nuestra pareja, por nuestra familia. Porque somos sacrificadas y podemos llegar a cosas insospechadas si sentimos que valen la pena. Porque amamos, sentimos, creemos y razonamos de una manera particular, única. Porque nuestro cuerpo es maravilloso; podemos amar, dar vida y alimentarla después. Porque de nosotras sale la vida que nos sobrevivirá, vida que es la continuación de la nuestra. Porque siendo capaces de recibir, no nos cansamos nunca de dar. Porque somos el apoyo moral y espiritual de la familia. Porque podemos llevar cargas increíblemente pesadas y sin embargo tener una palabra de aliento para alguien que está cansado. Porque nos resistimos a sucumbir, siempre buscamos la forma de salir adelante a pesar de las dificultades. Porque tenemos el alma llena de flores. Porque con ternura podemos aminorar el dolor de los demás. Porque con nuestra presencia podemos cambiar el curso de los acontecimientos. Porque nuestro amor es capaz de lograr lo imposible. Porque sentimos en profundidad. Porque amamos sin condición, nos entregamos y somos fieles a nuestro amor. Porque al amar, lo hacemos con todos los sentidos, con el cuerpo y con el alma. Porque somos pacientes y tolerantes. Porque perseguimos nuestras metas sin excluir a los que amamos. Porque con un gesto amable, con una sola sonrisa, podemos hacer felices a los demás. Porque en nuestro corazón hay mucho sitio para los que nos rodean. Porque cuidamos a nuestros hijos y los preparamos con optimismo para la vida. Porque somos capaces de dar nuestra propia vida por la de nuestros hijos. Porque somos sensibles. Porque vivimos nuestra feminidad naturalmente. Porque nos gustan los cumplidos con fundamento. Porque, estando conscientes de todo esto, nos sabemos fuertes y sin embargo somos delicadas. Porque, aunque profesionalmente estemos en un mismo nivel con los hombres, nos gusta ser respetadas y tratadas como mujeres en el mejor sentido, en el único sentido real y válido. Porque no necesitamos estar demostrándonos constantemente lo mucho que valemos; es un hecho y todos lo saben. Por todo esto resulta tan hermoso y fascinante vivir nuestra existencia a plenitud, porque somos importantes e imprescindibles. No debemos ocultarlo nunca y mucho menos olvidarlo.
 
Soy mujer y estoy orgullosa de ello.
 
 
 
©1995 PSR 
 
  

sábado, 6 de marzo de 2021

"Vesalio 4”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale



"...Cuando Vesalio abrió su primer cadáver, hurgó en la cavidad torácica, sacó los órganos resbaladizos uno por unomoviéndose con una velocidad y un apremio que obligó a su corazón a rendirse. Puso los órganos en la mesa sobre un pañojunto a loinstrumentosComo el hígado era más grande y oscuro que los demás, pensó que podía ser el hogar del Alma. ¿Pero cómo podía saberlo? ¿Acaso vibraría distinto? ¿Acaso le respondería si le hablaba?...". 
  
  
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9 
 
 
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019 
 
 

“Talya 2”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale

 


“...Talya fue purgada del útero de Katya tres díadespués de la fertilización, antes de que pudiera establecer una conexión placentaria o ser rechazada, y pasada a un tubo de ensayo. Revivió extasiada, soñando el futuro, el pasado, la matriz viva que recordaba, nadando en un mar de células que resonaban con recuerdos de sus ancestros. A través de la oscuridad notó un horizonte, una línea marcada de un anaranjado vívido que palidecía hacia un rubor amarillento salpicado de sombrasEstaba en manos de los médicosviajando por un paraje blanco intenso, subiendo escaleras de vacíos nevados, pasando por cordilleras montañosas tan insubstanciales como nubes, cayendo en picada en un cráter abrasador donde se revolcaba, inundada, flotando, subiendo de nuevo a la superficie; un punto en un universo desconcertante. Así, viajó por nueve meses y estalló cargada de energía una tarde perfecta de agosto. La primera agresión fue un destello de luzcomo puñales en los ojosy gritósorprendiéndose a sí misma con el primer sonido vivo en lo que ella había dado por hecho como un mar de tranquilidad permanente...”.
  
  
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
 
 
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019 
 
 

ANNA

 
Adesso io, qui
dopo tanto tempo già
ti ricordo oggi.
 
Nuvole bianche
sono i tuoi capelli
nel mio pensiero.
 
Nessuna mamma
delle mie grandi amiche
ha il tuo sorriso.
 
Anima grande
guarda la tua famiglia
lassù dal cielo.
 
 
 
©2012 PSR
 

“Vesalio 5”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale


  
  
Alma inmortal, ¿dónde estás?” preguntó Vesalio, haciendo resonar aquellas palabras en el silencio de su actividad nocturna. ¿Pudiera estar dentro del órgano con forma de camarón que estaba enclavado junto a la gruesa vena central? No, había dos de esos. ¿Pudiera haber dos Almas en un cuerpo? Tuvo la visión de que el cuerpo era un árbol; las venas y arterias de extraordinaria belleza se extendían como ramas, mientras las raíces y zarcillos temblaban llenos de vida. Así decidió documentarlo. Sostuvo los órganos curvos, uno en cada mano, sintiendo su resonanciala piel viscosa manchada de sangrecomo cubiertas de salchichasOyó y sintió las voces que subían por sus brazos, estremeciendo sus venas, pero el Alma era escurridiza. Ella revoloteaba en sus sueños y bailaba delante de élevadiéndolo en cada vueltaal tiempo que sus pies taconeaban los adoquines de Bruselas, Lovaina, París, Padua, Venecia...”. 
  
  
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
  
 
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019 
 
 

viernes, 5 de marzo de 2021

BEING A WOMAN

I am a woman and I can't stop being amazed by that.

Being conscious about my female condition fills me with different feelings and sensations that complement each other to form something so complex and beautiful that it becomes difficult to explain with words.
 
I am a woman and I am happy about it. Because each of us has in her something of a mother, a partner, a friend, and a girl. Because we are passionate, understanding and noble. Because we are fighters and we are capable of doing many things for our children, for our partner, for our family. Because we are self-sacrificing and we can do unforeseen things if we feel they are worth it. Because we love, we feel, we believe and we reason in a particular and unique way. Because our body is wonderful; we can love, give life and feed that life afterwards. Because from us comes the life that will survive us, life that is the continuation of ours. Because, although we are capable of receiving, we are never too tired to give. Because we are the spiritual and moral support of our families. Because we can carry unbelievably heavy loads, yet still have an encouraging word for someone who is tired. Because we resist succumbing; we always look for the way of persevering despite the difficulties. Because our soul is full with flowers. Because we can alleviate the pain of others with tenderness. Because we can change the course of events with our presence. Because our love is capable of achieving the impossible. Because we feel deep inside. Because we love with no condition; we devote ourselves totally, and we are loyal to our love. Because when we love, we do it with all our senses, with body and soul. Because we are the oasis for our partner. Because we are patient and tolerant. Because we go after our goals without excluding the ones we love. Because with only a smile, we can make others happy. Because in our heart is plenty of space for those who are around us. Because we take care of our children and we prepare them for life optimistically. Because we are capable of giving our own life for that of our children. Because we are sensitive. Because we live our femininity in a natural way. Because we like compliments when they have a reason. Because, being conscious of all this, we know we are strong and nevertheless we are sensitive. Because, although we are professionally on the same level as men, we like to be respected and treated as women in the only valid sense. Because we don't need to constantly demonstrate how much we are worth; it is a fact and everybody knows it. Because of all this, it becomes so beautiful and fascinating living our existence plentifully; because we are important and essential. We should never forget it and we should by no means hide it: we are women and we have to be proud of it.
 
 
© 1995 PSR 
 
 

“Talya & Dai Ling 1”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale



...Tus dedos son maravillosos. Ellos recuerdan las notas de la música de violoncelo escrita por todos los grandes compositoresCada punta está densamente codificada con información. Imagina la piel elevándose en respuesta a la música como una especie de Braille genético, encontrando las cuerdas, permitiéndoles ser leídas. Casi puedo oír la música al tocar tus dedos...”.


Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9


 

Ganadora del Primer Premio en Traducción de 
Novela de Ficción en los ILBA 2019 
 
 

“Dai Ling 3”, fragmento de ‘Mi dulce curiosidad’, novela de Amanda Hale




...Mientras DaLintocaba, se imaginó rompiendo círculos disectados por escalas que trepaban a los Cielos, donde un cinturón de docsignozodiacales mapeaba la ruta de siete esferas clásicasla Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter, Saturno... cada esfera girando a su ritmo, planetas que crean la armonía y disonancia de los Cielos, resonando en cada criatura, una parte microcósmica del todocomo el ADNperfectoordenado; un rompecabezas inmenso que mantenía la unidad del mundo perceptible que luchaba por liberarse de una red invulnerable...”.
 
 
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
 
 
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019