soy una mariposa nocturna que vuela directo sin escalas a la fuente de luz brillante intensa que hay en tu alma. avanzo veloz sin frenar sin pensar no quiero hacerlo. perdí el control en realidad me deshice de él al fin. no lo necesito ni lo deseo. me acerco cada vez más mis alas baten el aire que alimenta ese fuego inacabable. me lanzo segura embriagada de ti para quemarme entera inevitable masoquista divinamente. entonces somos un solo ser pura energía luz y calor …amor.
Hola, vieja, mira lo que te traje. Está bonito, ¿no? —Ajá. —Perdóname por lo de ayer. Ya sabes que me descontrola cuando llego a la casa y la comida no está lista. —Ajá. —Tu ojo ya se ve mucho mejor. —Ajá. —Bueno, sírveme la cena, pues. Al menos hoy sí la tienes preparada. Muy bien. Por eso te tengo que mantener en cintura. Si no lo hago, te volverías una salvaje. —Ajá. —Tú sabes que es por tu bien. Siempre fuiste una perezosa. Menos mal que me tienes a mí, que te vuelvo a poner en tu sitio para que aprendas. —Ajá. —¡A esto le falta sal! ¡Pero bueno, mujer! ¿Qué es lo que te pasa, que ni sabes ponerle suficiente sal a una comida? ¡Qué ineptitud, francamente!¡Pásame la sal, se la pondré yo! —Ajá. —¿Qué le pusiste a estos frijoles que saben amargos? Otra vez arruinaste la sazón, vieja. pero bueno, me los comeré; no me queda más remedio. —Ajá. —¿Y qué hiciste en todo el día? Seguro que viste todas las novelas de la tarde, ¿no? ¡Qué vagancia! ¿Al menos limpiaste la casa y lavaste la ropa? —Ajá. —Pudiste haberte puesto otra ropa para recibirme, ¿no crees? Yo estuve trabajando todo el día como un buey, y cuando regreso a mi casa quiero ver a mi mujer arreglada. ¿Entendiste? —Ajá. —Intenta arreglarte, aunque tú no tienes mucho arreglo que se diga. ¿Te has visto al espejo últimamente? Estás gorda, arrugada y llena de várices. —Ajá. —Bueno, pero no me queda otra. Nunca serviste para nada más sino para abrir las piernas y luego parir niños. —Ajá. —Por cierto vieja, hoy te toca. Así que ya sabes. —Ajá. —Mira que luego no quiero excusas. —Ajá. —Eso de que te duele la cabeza o que no tienes ganas hoy no lo vas a poder usar conmigo. —Ajá. —Me voy a la cama y te espero, ¿entendiste? Y no te tardes, que de pronto me está entrando el sueño. —Ajá. —Recoge la cocina y me alcanzas. Y apúrate, ¿oíste? Mira que estoy cansado y mañana tengo que levantarme temprano para trabajar. —Ajá. —¡Vieja, ¿ya terminaste?! ¡Apúrate, que te voy a dar lo tuyo! ¡No me dejes esperando en la oscuridad! ¡Ven ya! —Ajá. —¿Pero qué es lo que pasa contigo? ¡Estás más lenta que nunca! ¡Termina de venir ya, que cada vez tengo más sueño…! —Ajá. —¡Pero cómo te tardas, mujer! ¿Qué tanto haces? ¡Ya casi me quedo dormido! —Ajá. —¡Al fin llegaste! ¿No pudiste tardarte más? ¡Espero que al menos la cocina esté limpia! —Ajá. —¿Acaso te vas a quedar en la puerta toda la noche? ¡Que vengas ya, te dije! —Ajá. —Qué sueño tengo… ¿Qué traes en la mano? ¡Acércate, que no veo bien! —Ajá. —¡Oye, tampoco tienes que correr! ¿Pero… qué es eso? ¡¿Un cuchillo…?! —¡Ajá!
Todos sabían, pero nadie dijo nada. Manuela se acercó a la multitud y la gente la saludó como siempre. Eso sí, ella notó que algunas mujeres la miraban con algo de recelo, o con rabia tal vez. Pero ella estaba acostumbrada y no le daba importancia. Los hombres la comenzaron a ver diferente desde ese día. Le decían frases seductoras y le hacían comentarios subidos de tono. A ella le encantaba el nuevo orden de las cosas; le gustaba que los hombres la desearan y no le molestaba que las mujeres la envidiaran. Lo más importante era hacer lo que le gustara y no otra cosa. Nadie le impondría nada más nunca. Finalmente era dueña de su destino. Libre y dueña de sí misma; ella en su totalidad. La alegría la embriagaba y no podía dejar de sonreír. Era feliz. Feliz. Feliz. Ya no dependía de nadie; nadie la amarraría más. Se habían roto las cadenas. De ahora en adelante viviría su vida como ella quisiera. Ella por siempre y para siempre. Siempre queriendo lo bueno. Siempre lo bueno. Lo bueno. Fue bueno que sucediera aquello que todos supieron pero que callaron forzosamente. Fue bueno que más nunca nadie hablara de eso. Fue bueno que ella estuviera en la tienda del gallego cuando su cuñada llamó a la policía. Fue bueno que el oficial se hiciera de la vista gorda al encontrar el cuerpo de Efraín en el sofá con la boca llena de espuma. Fue bueno que ella tirara el resto de las habichuelas por el inodoro. Fue bueno que Efraín se quemara en la hoguera del infierno. Fue bueno que ella tomara la decisión. Fue bueno que la llevara a cabo. Fue bueno que lo lograra. Fue bueno que todos la apoyaran. Fue bueno que Manuela ya no se llamara Manuel. Fue bueno que nadie dijera nada.
** "Fue bueno" obtuvo Mención de Honor en el 1er. Certamen Nacional de Poesía, Cuento y Ensayo de la American University of Puerto Rico en Manatí, Puerto Rico 2009.
Todas las noches antes de irse a la cama, la madre entraba en las habitaciones de sus hijos para asegurarse de que todo estuviese en orden mientras dormían. Con todo el amor arreglaba sábanas y frazadas, los besaba y les susurraba al oído cuánto los quería, lo importantes que eran para ella, y los encomendaba a Dios para que los cuidase. Así hizo, noche tras noche, año tras año, durante toda una eternidad, sin percatarse de que en algún momento, los niños habían crecido y se habían ido de la casa. Y aún ahora, cada noche, la madre repite aquella solemne y amorosa ceremonia de bendición a sus hijos, sin haberse enterado nunca de su propia muerte años atrás…
"Bendición" aparece en Yara y otras historias, por Patricia Schaefer Röder
Every night before going to bed the mother went into her children’s rooms to make sure that everything was in order while they slept. She lovingly arranged the sheets and covers, kissed them and whispered in their ears how much she loved them, how important they were to her and entrusted them to God’s care. She did this night after night, year after year, for an eternity, without noticing that at some point the children had grown and left home. And even now, the mother repeats this solemn, loving ceremony each night, blessing her children, without being aware of her own death years before.
"Blessing" ("Bendición"), short story by Patricia Schaefer Röder, translated by Katherine Montague
Lo había planeado todo con el mayor de los cuidados. Tuvo la idea un miércoles por la noche, cuando todos dormían cansados la rutina de la media semana. Antes había visto el anuncio en Internet, pero en aquel entonces no se atrevía a soñar algo tan audaz. Sin embargo, esa noche del miércoles, la envolvió un halo dulce y luminoso que ella identificó como el alma de la libertad, olvidada hacía demasiado tiempo. Esa caricia tibia, infinitamente placentera, le hizo abrir los ojos como nunca antes. En medio de la oscuridad de su estrecha vida, de pronto lo veía todo; podía discernir entre las cosas verdaderas y las apariencias, y el espíritu preso se percató de que aquel cerrojo tenía llave…y la llave la esperaba encima de la repisa, junto a todas las demás. Embelesada, disfrutó aquella sensación emancipadora en lo que quedaba de noche, y a la mañana siguiente se sintió más viva que nunca. Con una sonrisa amplia y brillante, se vistió y se arregló, soñando con el evento. Sabía que sería grandioso, que si asistía, sería una experiencia inolvidable. El ánimo la tenía flotando muy por encima de los cúmulos y nimbos, más allá aun de los cirros. Sintiendo sobre su piel ese sueño divino, la mente se le despejó y comenzó a analizar la situación. Serían sólo tres noches. Tres noches y cuatro días en los que le pediría a la niñera que durmiera en casa para acompañar a los chicos. Les dejaría varias comidas preparadas para facilitarles su ausencia. Un taxi la llevaría y la recogería del aeropuerto. Ella se quedaría con una amiga; aún le quedaban varias buenas amistades de la época en que vivió en aquella ciudad, más de diez años atrás. Entre varias líneas aéreas buscó la mejor tarifa en pasajes a Nueva York, hasta que encontró los que se ajustaban a su horario y su bolsillo. Así se fue acercando poco a poco a la meta. Resolvió todas las diligencias que tenía en lista desde hacía tiempo, escogió la ropa perfecta para el viaje, alistó todo en casa y dejó a los niños preparados. Llegado el momento de abordar el avión, suspiró pensando en sus hijos, pero al mismo tiempo tranquila de saber que ellos estaban bien y que se alegraban de que su madre al fin se decidiera a hacer algo solamente para ella. Aprovechó el vuelo para descansar su emoción de niña con juguete nuevo y al llegar a la Gran Manzana estaba llena de energía como cuando era adolescente. Aprovechó el tiempo al máximo; sólo hacía lo que quisiera. Estuvo consigo misma, disfrutando de su propia compañía. Recordó viejos tiempos y se aventuró a pensar en el futuro. Las ideas burbujeaban en su cabeza como la última sopa que había preparado tan sólo unos días atrás en casa. En medio del peor frío invernal, caminó por las amplias aceras de aquella ciudad que, a pesar del tiempo y la distancia, seguía siendo suya. Una por una fue encontrándose con sus amigas, reviviendo anécdotas, poniéndose al día con sus vidas, escuchando atenta y contando episodios de la suya. Probó algunos restaurantes nuevos y repitió en otros conocidos mientras se acercaba el instante que tanto había esperado. Una ansiedad primordial la embargaba; no recordaba haberse sentido así en demasiados años. Se dirigió al lugar con bastante antelación, hizo la fila junto a muchos más que tenían la misma meta esa noche. Después de pasar un rato observando en detalle todo cuanto la rodeaba, los porteros indicaron que la espera había llegado a su fin y la dejaron entrar al recinto en medio de la vaguada humana en la que casi se ahogaba. Llegó hasta su asiento, se quitó el abrigo, acomodó sus cosas de la mejor manera y se entregó a la butaca que la recibía amable. Miró todo; no quería perderse de nada. Deseaba que cada segundo, aquellas formas y colores quedaran impresos en sus retinas. Sentada allí, se dio cuenta de que los años no la habían cambiado, que su naturaleza era más fuerte que las circunstancias y que su esencia seguía intacta. Esos momentos la hicieron descubrirse de nuevo como la mujer apasionada que siempre le había caído tan bien; aquella a la que le brillaban los ojos tan solo por la emoción de vivir cada día. En medio de tantas sensaciones juntas, el corazón se estremeció con suavidad mientras el alma sonreía, satisfecha. De pronto, todo oscureció. Unos acordes triunfales inundaron la sala cubriendo todas las superficies, entrando por ranuras, pliegues y poros, haciendo temblar todos los músculos de su cuerpo. Entonces, el evento comenzó.
Esta antología latinoamericana constituye un retrato multidimensional de la mujer auténtica, la mujer divina: veinte voces actuales de Guatemala, México, Perú, Puerto Rico y Venezuela nos muestran los diferentes tonos de la criatura más perfecta de la creación. Un abanico de colores en luces y sombras se proyecta desde una colección de relatos verídicos y mágicos, humanos y maravillosos, como la propia esencia femenina.
Divina contiene relatos de Obdulia Báez Félix, José Antonio Benítez, Zelideth Chávez Cuentas, María Antonieta Elvira-Valdés, Cecilia Granadino, Margarita Iguina Bravo, Erleen Marshall Luigi, Bella Martínez, Atala Matellini, Layda Melián, Ydalia Molina, Miriam Montes Mock, Luccia Reverón, Armando Rivera, Aída Romero Herrera, Marú Ruelas, Sandra Santana, Nery Santos Gómez, Leonor Zaa Lizares y Patricia Schaefer Röder.
Soy mujer y no puedo dejar de maravillarme por ello.
El estar consciente de mi condición femenina me llena de una serie de sensaciones, de sentimientos que se complementan para formar algo tan complejo y hermoso que resulta difícil explicarlo con palabras.
Soy mujer y me alegra serlo. Porque cada mujer tiene algo de madre, de compañera, de amiga y de niña. Porque somos apasionadas, comprensivas y nobles. Porque somos luchadoras y capaces de hacer muchas cosas por nuestros hijos, por nuestra pareja, por nuestra familia. Porque somos sacrificadas y podemos llegar a cosas insospechadas si sentimos que valen la pena. Porque amamos, sentimos, creemos y razonamos de una manera particular, única. Porque nuestro cuerpo es maravilloso; podemos amar, dar vida y alimentarla después. Porque de nosotras sale la vida que nos sobrevivirá, vida que es la continuación de la nuestra. Porque siendo capaces de recibir, no nos cansamos nunca de dar. Porque somos el apoyo moral y espiritual de la familia. Porque podemos llevar cargas increíblemente pesadas y sin embargo tener una palabra de aliento para alguien que está cansado. Porque nos resistimos a sucumbir, siempre buscamos la forma de salir adelante a pesar de las dificultades. Porque tenemos el alma llena de flores. Porque con ternura podemos aminorar el dolor de los demás. Porque con nuestra presencia podemos cambiar el curso de los acontecimientos. Porque nuestro amor es capaz de lograr lo imposible. Porque sentimos en profundidad. Porque amamos sin condición, nos entregamos y somos fieles a nuestro amor. Porque al amar, lo hacemos con todos los sentidos, con el cuerpo y con el alma. Porque somos pacientes y tolerantes. Porque perseguimos nuestras metas sin excluir a los que amamos. Porque con un gesto amable, con una sola sonrisa, podemos hacer felices a los demás. Porque en nuestro corazón hay mucho sitio para los que nos rodean. Porque cuidamos a nuestros hijos y los preparamos con optimismo para la vida. Porque somos capaces de dar nuestra propia vida por la de nuestros hijos. Porque somos sensibles. Porque vivimos nuestra feminidad naturalmente. Porque nos gustan los cumplidos con fundamento. Porque, estando conscientes de todo esto, nos sabemos fuertes y sin embargo somos delicadas. Porque, aunque profesionalmente estemos en un mismo nivel con los hombres, nos gusta ser respetadas y tratadas como mujeres en el mejor sentido, en el único sentido real y válido. Porque no necesitamos estar demostrándonos constantemente lo mucho que valemos; es un hecho y todos lo saben. Por todo esto resulta tan hermoso y fascinante vivir nuestra existencia a plenitud, porque somos importantes e imprescindibles. No debemos ocultarlo nunca y mucho menos olvidarlo.
"...Cuando Vesalio abrió su primer cadáver, hurgó en lacavidad torácica, sacólosórganos resbaladizos uno por uno, moviéndose con una velocidad y un apremioque obligó a su corazón a rendirse. Puso los órganos en la mesa sobre un paño, junto a los instrumentos. Como el hígado era más grandey oscuro que los demás, pensó que podía ser el hogar del Alma. ¿Pero cómopodía saberlo?¿Acaso vibraría distinto? ¿Acaso le respondería si le hablaba?...".
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019
“...Talya fue purgadadel útero deKatyatres días después de lafertilización, antes de que pudiera establecer una conexión placentaria o ser rechazada,y pasada a un tubo de ensayo. Revivió extasiada, soñando elfuturo,elpasado,la matriz vivaquerecordaba, nadando en un mar de células que resonaban con recuerdos de susancestros.A través de la oscuridadnotó unhorizonte,unalíneamarcada de un anaranjado vívido quepalidecía hacia unrubor amarillentosalpicado de sombras. Estaba en manos de losmédicos, viajando por un paraje blanco intenso,subiendo escalerasdevacíos nevados,pasando por cordilleras montañosas taninsubstanciales como nubes,cayendo en picadaen un cráterabrasador donde se revolcaba,inundada,flotando,subiendo de nuevo a la superficie; un punto en ununiverso desconcertante.Así, viajó por nueve mesesy estalló cargadadeenergía una tardeperfecta de agosto.La primera agresión fue un destello de luz, como puñales en los ojos, y gritó, sorprendiéndose a sí misma con el primersonido vivo en lo que ella habíadado por hecho como un mar de tranquilidad permanente...”.
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019
“Alma inmortal, ¿dónde estás?” preguntó Vesalio, haciendo resonar aquellas palabras en elsilencio de su actividadnocturna. ¿Pudiera estar dentro del órganocon forma de camarónque estaba enclavado junto a la gruesa venacentral?No,había dos de esos. ¿Pudiera haber dos Almas en un cuerpo?Tuvo lavisión de que el cuerpo era un árbol; las venas y arterias de extraordinaria belleza se extendían como ramas, mientras las raíces y zarcillos temblaban llenos de vida. Así decidiódocumentarlo.Sostuvo losórganos curvos, uno en cada mano, sintiendo suresonancia, la pielviscosa manchada de sangre, como cubiertas de salchichas. Oyó y sintió las voces que subían por sus brazos, estremeciendo sus venas,pero el Almaera escurridiza.Ella revoloteaba en sus sueños y bailaba delante de él, evadiéndoloen cada vuelta, al tiempo que sus pies taconeaban los adoquines deBruselas,Lovaina,París,Padua,Venecia...”.
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019
I am a woman and I can't stop being amazed by that.
Being conscious about my female condition fills me with different feelings and sensations that complement each other to form something so complex and beautiful that it becomes difficult to explain with words.
I am a woman and I am happy about it. Because each of us has in her something of a mother, a partner, a friend, and a girl. Because we are passionate, understanding and noble. Because we are fighters and we are capable of doing many things for our children, for our partner, for our family. Because we are self-sacrificing and we can do unforeseen things if we feel they are worth it. Because we love, we feel, we believe and we reason in a particular and unique way. Because our body is wonderful; we can love, give life and feed that life afterwards. Because from us comes the life that will survive us, life that is the continuation of ours. Because, although we are capable of receiving, we are never too tired to give. Because we are the spiritual and moral support of our families. Because we can carry unbelievably heavy loads, yet still have an encouraging word for someone who is tired. Because we resist succumbing; we always look for the way of persevering despite the difficulties. Because our soul is full with flowers. Because we can alleviate the pain of others with tenderness. Because we can change the course of events with our presence. Because our love is capable of achieving the impossible. Because we feel deep inside. Because we love with no condition; we devote ourselves totally, and we are loyal to our love. Because when we love, we do it with all our senses, with body and soul. Because we are the oasis for our partner. Because we are patient and tolerant. Because we go after our goals without excluding the ones we love. Because with only a smile, we can make others happy. Because in our heart is plenty of space for those who are around us. Because we take care of our children and we prepare them for life optimistically. Because we are capable of giving our own life for that of our children. Because we are sensitive. Because we live our femininity in a natural way. Because we like compliments when they have a reason. Because, being conscious of all this, we know we are strong and nevertheless we are sensitive. Because, although we are professionally on the same level as men, we like to be respected and treated as women in the only valid sense. Because we don't need to constantly demonstrate how much we are worth; it is a fact and everybody knows it. Because of all this, it becomes so beautiful and fascinating living our existence plentifully; because we are important and essential. We should never forget it and we should by no means hide it: we are women and we have to be proud of it.
“...Tus dedos son maravillosos. Ellos recuerdan las notas de la música deviolonceloescrita por todos los grandescompositores. Cada puntaestádensamente codificada coninformación.Imagina la pielelevándoseenrespuesta a lamúsicacomo una especie deBraille genético,encontrando las cuerdas,permitiéndoles ser leídas. Casi puedo oír lamúsica al tocar tus dedos...”.
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019
“...MientrasDai Ling tocaba, seimaginórompiendocírculos disectados por escalas que trepaban a los Cielos, donde un cinturón de doce signos zodiacales mapeaba la ruta de siete esferas clásicas: la Luna,Mercurio,Venus,el Sol,Marte,Júpiter, Saturno... cada esfera girando a su ritmo,planetas que crean la armonía y disonancia de los Cielos, resonando en cadacriatura, una parte microcósmica del todo, como elADN, perfecto, ordenado; un rompecabezas inmenso que mantenía la unidad del mundo perceptible que luchaba por liberarse deuna red invulnerable...”.
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019
“Cada vez queVesalio abría el cuerpo humano,su corazón saltaba.La primera vez,temblando de emoción,casi se desvaneció maravilladoante sunaturaleza clandestina.“Ah,la verdaderaBiblia”, susurró, “el cuerpohumano”. La Iglesia enseñaba que los muertos descargarían su venganza contra quienes profanaran el cuerpo, pero cuando Vesalio vio lo indefensa que era la carnedespojada de vida,se conmovió profundamente; hasta el punto en que la ternura luchaba con lacrueldad. Sintió el sufrimiento de la carne,el espíritu secuestrado dentro de ella.Recordó los gritos del gato que sus hermanos torturaron enHelleStraetkeny cómo lo había observado todo,sin poder hacer nada;deseando detenerlos,queriendo matar al gato para parar suschillidos...”.
Mi dulce curiosidad, novela de Amanda Hale
Traducción de Patricia Schaefer Röder
2017 Ediciones Scriba NYC
ISBN 978-0-9845727-7-9
Ganadora del Primer Premio en Traducción de Novela de Ficción en los ILBA 2019
…Veo los fuegos artificiales. Me estremezco hasta el tuétano, se me revuelven las emociones y de pronto empiezo a llorar. No puedo evitar maravillarme ante algo tan hermoso creado por la mano humana. Pienso que si somos capaces de fabricarlo, si somos sensibles para soñar, inventar y diseñar obras de arte tan sublimes, ¿por qué nos empeñamos en destruir el mundo, en lugar de llenarlo de cosas bellas? Busco los barcos en la oscura lejanía del río. Desde aquellas pequeñas plataformas espaciales improvisadas despegan los cohetes que pintan de luz y color la bóveda tiznada. Mis ojos me permiten colarme entre los cordones de seguridad y llegar al barco que está más al norte. Como una temeraria acróbata de circo, me sujeto a un cohete grande que está a punto de despegar. La mecha se va quemando y de pronto subimos a una velocidad loca, hacia el lienzo plomizo donde sucede la gigantesca función. Nos elevamos cada vez más y justamente antes de estallar en todo su esplendor, suelto el vehículo que me liberó de la gravedad. Al fin llegué. Me extasío viendo esas estrellas a mi alrededor que revientan rojas, blancas, doradas, verdes y violetas, unas dentro de otras, algunas más que se mueven en círculos, o que parecen reptar dibujando ondas en el espacio. Toda esta fiesta hace bailar a mi espíritu como lo hizo aquella madrugada de abril, nueve años atrás, cuando Rafael me besó por primera vez en esa divina salida de campo de la universidad bajo el manto del cometa Halley. Tomo su mano. Me mira y sonrío. Hoy soy yo quien lo besa desde el firmamento lleno de cometas fugaces pero tan reales…